La industria financiera que implementa alternativas tecnológicas para mejorar los servicios no es nueva ni ajena al sistema tradicional. Esta tendencia surgió a principios de la década de 1990 en un esfuerzo de modernización liderado por Citgroup. El elemento disruptivo, sin embargo, puede ser la cadena de bloques que ha llevado a esta corriente a un cambio más amplio.
A finales del siglo XX, aparece la denominada FinTech (tecnología financiera) que a lo largo de los años —y con más fuerza en la última década— ha integrado soluciones innovadoras para expandir el alcance de servicios financieros, reducir barreras de acceso y educar a más personas sobre las finanzas personales. El impacto de FinTech ha sido enorme, impulsando la inclusión a los servicios financieros a millones de personas alrededor del mundo.
No obstante, esta corriente aún deja varios problemas por resolver relacionados a obstáculos físicos y técnicos. Para personas de bajos recursos que habitan en zonas lejanas sin conexión adecuada a servicios de telecomunicación, su acceso todavía resulta un desafío. Asimismo, las FinTech todavía funcionan con base a sistemas centralizados, donde se requiere confiar en los intermediarios, y los programas informáticos tienen alta vulnerabilidad a ataques.
Por este motivo, a finales de 2018, un conjunto de 15 proyectos construidos en Ethereum creó el movimiento DeFi (de las finanzas descentralizadas) con el objetivo de crear un sistema financiero más abierto, transparente y seguro. Defi puede reproducir modelos financieros tradicionales dentro de una red descentralizada, fuera del control de intermediarios, como las empresas y los gobiernos.
Entonces, consiste en aplicaciones descentralizadas (DApps) desarrolladas en cadenas de bloques públicas propicias, como Ethereum, que funcionan con un software de código abierto. Aunque principalmente están relacionadas a servicios que integran criptomonedas—bitcoin podría ser considerada la primera aplicación DeFi por ser una moneda descentralizada—, también ofrecen otras soluciones de la tecnología blockchain.
La criptomoneda estable DAI es un ejemplo de aplicación blockchain que entraría en la categoría DeFi, puesto que es una solución que prescinde de manipulacion humana directa, funciona mediante un contrato inteligente en Ethereum y su gobernanza se rige mediante votación de los nodos que participan en esta red. A diferencia de Tether, una stablecoin con reserva y entidad centralizada, los poseedores de DAI no requieren de confiar en un intermediario para estar seguros de que el activo mantenga su valor y usabilidad.
Además, al ser aplicaciones construidas en sistemas de contabilidad distribuida, el sistema informático también se descentraliza y los registros permanecen públicos para todos. Generando un sistema de ciberseguridad importante y la garantía del correcto funcionamiento de las plataformas.
Y, lo más importante, DeFi no requiere que los bancos y las instituciones financieras incorporen la tecnología. Actualmente, ya están en operación varios servicios independientes como intercambios descentralizados, billeteras, mercados de predicción, protocolos de liquidez y mucho más.
FinTech y DeFi, sin embargo, tienen una característica clave en común, promueven la liberalización de los mercados financieros y son dos de distintas tendencias que han surgido en la industria para solucionar los problemas sistemáticos que enfrenta. Su evolución a lo largo de los años, nos permitirá observar nuevos modelos de negocio financieros que quizá junten lo mejor de cada una.
Fuente: academiablockchain